La primera vez...

Y ahí me encontraba yo, un joven con tan solo 16 años, de 180 cm y 60 kg, parado en un pequeño cuadro de cerámica, rodeado de gente mayor y con experiencia plena. ¿Las razones? Era mi primera clase de cocina. Sentimientos y sensaciones corriendo por mi delgado cuerpo. No sabría qué hacer cuando llegara mi turno de cocinar, super tímido, muchos factores ayudaban a ello: personas desconocidas, un profesor tan estricto como aquellos chefs de los cuales tanto hablamos, ya que, había forjado su carácter en grandes cocinas del viejo continente y pare de contar.   

Llegó mi turno. No me dejé intimidar. Sin embargo, tembloroso, plasmé lo que llevaba haciendo en casa y para mi familia desde los 14 años: cocinando con alma, vida y gracia. Esa fue la primera vez que estuve tras los fogones. Pasaron dos cosas tras ese momento sublime; supe que esto sería parte de mí y parte de mi vida, sabría que seriamos 'la combinación perfecta', algo como la sal y la pimienta, canela y azúcar, café por la mañana, cerveza con amigos, pan y vino, la cocina y yo...

El otro acontecimiento fue que la timidez, el temblor y otras sensaciones negativas desaparecieran cuando me di cuenta de lo anterior. ¡Qué momento! Aunque debo admitir que no desaparecieron del todo, pues cuando me toca elaborar preparaciones grandes (cuando mi familia se reúne) siento esas sensaciones que me recuerda la razón de esta elección: ver la satisfacción de las personas cuando prueban lo que cocino. 

La primera vez es aquel pequeño paso que das para empezar, sin importar el contexto. La primera vez suele ser lo más importante del camino, normalmente lleno de sentimientos, nervios, impaciencia y ansias. Esas ansias que te recuerdan las primeras veces de tu vida: el primer beso del gran amor, la primera vez que lograste andar en bicicleta sin ayuda, la primera salida con amigos o incluso la grandeza que sientes cuando comes por primera vez con los adultos, significado que tu adolescencia se despide de ti. 

No importa cuál sea el momento, es magnifico. La primera vez te marcará de muchas maneras. Aquí un anécdota: la primera vez que comí coliflor me marcó... No me gustó y no lo volví a comer. Extraño que suceda esto en alguien que le gusta cocinar. ¿Cómo sirves un plato sin antes probarlo ya que no te gusta alguno de sus ingredientes? Sigo sin responderme esa pregunta.

Aquel primer día de cocina nunca se me olvidará. Ahí fue donde comenzó esta gran historia, destinada a ser plasmada en estos relatos y dicho blog. ''Todo comienza por algo''. No sé cuál sería ese algo para mí, pero en mi azar luego del bachillerato me encontré con este hobbie, (así se veía la cocina cuando me gradué del colegio) que a mi parecer ha cambiado con el tiempo, los avances y el hecho de darnos cuenta que Venezuela posee un gran potencial a nivel gastronómico. Luego  me di cuenta que esa palabra desaparecería de mí y se transformaría en algo capaz de llenarme con tan solo una expresión ajena...

Recuerda: los comienzos son difíciles, pero tan necesarios como la 'lonchera' que preparaba mamá para el colegio. Mientras más complejos son estos, más forjarán nuestro carácter y más fuertes seremos. Siempre hay una primera vez para todo.

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