Argumentos

Los hay de todas las maneras: grandes, pequeños, confusos, directos, concisos. Infinidad de ellos según sea la persona. Cada persona es un argumento, en sus diferentes presentaciones y variaciones de las mismas. Un argumento, es aquello que expresamos (comportamientos, palabras, sentimientos) o redactamos con una finalidad, un propósito. Estos representan ideas, conceptos, manifestaciones e incluso inquietudes que nosotros tengamos. 

Todo argumentos, como nosotros, posee una base y mediante ésta puede que sea de gran escala y estable, o todo lo contrario, de baja altura y precario. Por lo general, dicho asunto viene definido por la persona. Si vemos la historia, personas han sido equivocas con respectos a sus argumentos para realizar ciertas acciones que nos llevan a preguntarnos ''¿por qué piensan de esa manera?'', para así darnos cuenta que los argumentos son netamente subjetivos.

¿A qué se debe esta breve explicación? Simple, como la vida, solo que nosotros la hacemos compleja y algunos casos muy especiales: difícil. La explicación de mi argumento hoy es el expresar mediante esta redacción, porque el blog cambia de tendencia y artículos, los cuales en otro tiempo de mi vida serían primordiales (recetas, medidas, producción), por otros, que en tiempo pasado, poseían un rol totalmente secundario (los relatos, vivencias, experiencias de diferentes tiempo). Porque tenemos que cambiar nuestra manera de pensar y también demostrar que los cocineros también somos personas.

La nueva meta: lograr que el lector se conecte con estas vivencias del mundo gastronómico. Experiencias que te pueden pasar a ti, que me pasaron a mí y quizá les pueda pasar a ellos también. No sirve de nada si cocinamos mecánicamente y con procesos los cuales dañan todo el arte que posee esta área tan extensa en sí misma. Ver la cocina con ojos sentimentales, quererla con un fuerte corazón latente y pensarla con una mente sabia.

Todo esos factores se están quedando atrás en algunas personas, para no decir la mayoría de nosotros, ya que en ocasiones, también me logran contagiar, pero me sacudo esa alergia de manera brusca y sano de una vez. 

Los robots se han adelantado, nos estamos convirtiendo en ellos, donde el acto de producir cada vez es algo más cotidiano, donde el origen no importa. Máquinas sin ningún sentido más que hechas para trabajar. Fríos, distantes e indiferente de lo que pase al rededor. Donde es más habitual que los infantes 'citadinos' al llegar a un campo de cría o siembra descubran ese sentimiento de asombro por lo nuevo, porque jamás habían visto ''de dónde sale lo que comen'', porque los procesos ahí implementados son algo extraño para ellos, sencillamente no lo conocían más allá de los supermercados, o esas cosas que sustituyen los mercados populares, donde los productos siempre son más sanos y con una inyección de tradiciones, mayormente familiares y de otros tipo incluso.

Ya no importa el ''de dónde viene para saber hacia donde va'', o el hecho de honrar el #productolocal, porque solo pensamos en algo instintivo en nosotros: el hecho de comer y demostrarle a los demás lo que comemos, ¿de eso no es que se tratan las redes ahora?

El internet es algo tan extenso como el infinito mismo, podemos encontrar cientos y hasta miles de blogs, páginas y revistas que redacten sobre la cocina, pero aquellos lectores no se involucran sentimentalmente con esos productos, ya que, ''escriben por escribir'' y eso hace que solo hablen de recetas y porciones que a la final el consumidor, en su afán de querer plasmar lo ahí escrito o imitar la foto publicada, no se da cuenta que todo ello está mal. Estamos mal y creo que seguiremos así por un largo rato, todo depende de nosotros.

Recuerda: no esperes que el mundo cambie, conviértete y sé el cambio que quieres ver en el mundo. Todo empieza por ti y en ti.


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